Paño que cubre la cabeza de una viuda y que hasta hace poco era inexcusablemente exigido para que las mujeres pudieran acceder a las iglesias. ¡Cómo se ha quedado? A que no se lo podía imaginar! Pues sí, a los hombres les quitaban la gorra y a las mujeres les ponían el “velo” encima. A estos curas no hay quien los entienda. A veces.
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