Fábrica de la luz

Central administrativa de la Compañía Sevillana de Electricidad, que se encontraba en la calle Álamo, dirigida por Manolo Azogue. Cuando se iba la luz, circunstancia que hasta hace poco se daba frecuentísimamente, y de manera indefectible si llovía un poco, se llamaba por teléfono a la «fábrica«, donde invariablemente contestaban que había «avería general» y que ya habían avisado a San Fernando. Si la avería era sectorial, Curro y el «Triqui» acudían, seguido de Antonio «el Pitillito» arrastrando la escalera detrás, a ver lo que se podía hacer. Pero las más de las veces la información era facilitada por la propia operadora de la Telefónica, que para eso el servicio no era automático sino de transmisión oral. Y ya todos se ahorraban el trámite. Cuando la señorita descolgaba, se le preguntaba directamente: «Oye, tú tantereao qué ha pazao?» A lo que la telefonista contestaba: «Por lo visto, en el Pago Lumo, que se ha caído un palo, pero ya ha ido para allá Azogue» (Obsérvese que las señoritas pronunciaban mejor que el resto de nosotros).