Arcahuciles

Alcachofas (pero silvestres).

Apaño

Avío, suficiencia. Amante fugaz, placentera, sin previsión de excesiva permanencia.

Aventuá

Eventual. Trabajador eventual, temporero.

Avío

Apaño, suficiencia.

Sé de un fiscal que interrogó una vez a un acusado en un delito de caza. El hombre alegaba que estaba parado, enfermo y que en su casa no entraba ningún sueldo. El fiscal insistía en que su esposa bien podría contribuir con su trabajo a las cargas familiares. Le preguntó: «¿Y su mujer puede trabajar?«. «¿Mande?», contestó el pobre hombre, que no acababa de entender la pregunta. Aclaró el Fiscal: «Que si está buena‘. Se refería a su salud, desde luego, pero el hombre, con evidente nerviosismo, musitó acharado: «Hombre, el avío lo hace«.

Aviao

Aviado. Que es muy válido para cualquier tarea, que no defrauda; un «manitas», vamos. Ej: «Tú ve a verlo de mi parte, que eh’ un muchacho mu aviao y verá cómo enzeguía tarregla el pah’cuali’ «. También hace referencia a un desgraciado sin remedio. Ej.: «Ztá aviao con la mujé que tiene …!«.

Aventajao

Avejentado.

Avellanao

Avellanado. Un auténtico arcaísmo. Se dice del café con leche, adecuadamente dosificado para que adquiera ese color.

Atró

Atroz. Expresa algo enorme, desmesurado. Se utiliza seguido de la expresión «pordemás». Cuando se quiere significar alguna exageración, se dice, por ejemplo: «Qué manera de charlá el fulano … eh’atró por demá, oye«.

Aguaje

Sin perjuicio de otras acepciones, aguaje es la llegada impetuosa de las olas o, más propiamente, el efecto de la marea sobre el ciclo de la propia vida.

Supone la detención del tiempo en la pleamar, antes de comenzar a bajar. Ello le otorga en el lenguaje popular un sentido progresivo, de madurez intelectual, de solvencia personal. El término se utiliza negativamente, para señalar la falta de maduración de una persona, en un amplísimo sentido. Ej.: «A eze le farta un aguaje«.

Amartelao

Amartelado. Embelesado, embobado, que se manifiesta empalagosamente cariñoso con la pareja. Ej: «Anda, anda, que zabe tú mucho … quelotro día te ví yo con la chiquilla de una muchacha que yo conozco. Tú no me vih’te, ¡a que no!. No zabe tú na, ni na … con lo amartelaítoh’ que ztaban loh’ doh’, oye«.